Extraño país en el que nos pasamos la vida criticando a los sindicatos por su pasividad, excepto el día en que llaman a la movilización, que los criticamos por todo lo contrario. Extraño país en el que esperamos a que acudan los piquetes para justificar nuestro paro delante de los jefes. Extraño país en el que nos tienen que imponer el derecho a defender nuestros intereses por la fuerza. Extraño país en el que justificamos nuestro no seguimiento de la huelga porque nos descuentan el salario del día. Extraño país en el que nos cuesta discernir que es lo que realmente es de interés general. Extraño país incapaz de discernir que es de interés propio. Extraño país que mira con pasividad como "los mercados" regulan su día a día. Extraño país capaz de solidarizarse por cincuenta mil causas justas, pero que es incapaz de ver que se está poniendo en peligro su propia causa. Extraño país que se muestra conservador de los derechos de los poderosos. Extraño país...
Tan extraño que ya no se si realmente se trata de mi país.
La imagen la recogí de aquí