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jueves, 29 de mayo de 2008

La Torrelavega que yo conocí.

Torrelavega queda para siempre jamás, en la película de mi vida, como el referente de mi infancia- juventud. Nada debe tener que ver aquella ciudad de entonces, pueblerina pero señorial, referencia de una amplia comarca, con la actual, ¡como creció¡ (La primavera pasada, quien me lo iba ha decir, me perdí en la zona del ensanche hacia Tanos). Todo el mundo bestia las mejores galas para acudir de compras, para hacer las gestiones oficiales. En Torrelavega, en casa Covadonga mis botas ortopédicas, (que seguí encargando durante mucho tiempo después de haber dejado Cantabria), para la patrona, los caballitos, el melón y la sandia, las almendras garrapiñadas y, como colofón, los fuegos artificiales desde la puerta de casa.

Pista Río, Sala de fiestas Altamira, Orostatus, Escorpios y más tarde el Recio, fueron lugar de peregrinaje de los sábados tarde y domingos en busca de lo que toca cuando uno ronda los 16 años. ¿Quedará alguno de estos locales en pie? ¿O pasara como en la canción de Sabina?, que hay una sucursal del Banco Hispano Americano.

En algo más de diez años, tan solo dos visitas relámpago, sin tiempo para nada. Dos fines de semana, uno acompañando a la coral Terpsícore de Valls, la segunda para la boda de mi sobrino. Poco bagaje para conocer la ciudad treinta años después.

Lo que si me quedó claro fueron las mejoras de las comunicaciones por carretera. La obertura de la carretera desdoblada hacia Solares, dejando el puerto de la Montaña como vía de comunicación vecinal, es lo que mas destacaría de los últimos años. Lo que no cambiara nunca son los atascos de la carretera de Suances. ¿Será algún día realidad el viaducto sobre la ría? Seguro que para cuando pueda pasarme una larga temporada en Ongayo “rebilluca” y compañía lo habrán solucionado, ¿qué no? Les doy de plazo los años que me faltan para la jubilación. ¡No me fallen¡

De los años de estudio recuerdo, sobre todo, aquellas comidas en solitario en Picos de Europa, y lo que me vigilaba el matrimonio lebaniego para que dejase el plato limpio, que mal comedor era… Al bachillerato llegué tarde y lo deje para hacer oficialía industrial en Torres, fueron unos buenos años, aunque no aprendiera gran cosa. Pero lo pasábamos bien.

Todo esto no viene a cuento de nada, simplemente leía el bloc de Torrelavega a Madrid y me vinieron las nostalgias.

3 comentarios:

JP dijo...

Bonita entrada, le va a gustar mucho a unos cuantos lectores de por Torrelavega.


Saludos,
JP

Historias de JP

Anónimo dijo...

Ha sido como leer, y recordar hablar a mis padres y abuelos sobre Torrelavega.

La verdad que me hubiese gustado conocer esa Torrelavega de la que las gentes mayores hablan con orgullo, y no esto en que los políticos la están convirtiendo.

Saludos.

fermin dijo...

Pues si, Torrelavega bullía de actividad treinta años atrás.Era el centro de lo que hoy han dado en llamar comarca del Saja-Besaya.
Me siento honrado con tu visita tentirujo. Gracias y ya sabes donde encontrarme

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